Esta temporada, la complicidad de Lana con el mundo de la
moda ha dado un paso más al protagonizar la campaña de otoño/invierno de
H&M, con una sesión fotográfica realizada en Nueva York a cargo de Inez Van Lamsveerde y Vinoodh Matadin.
Hemos conocido a una Lana envuelta en tonos pastel, prendas de delicado mohair, maxipendientes y estampados florales. Por supuesto,
con todos los estilismos estaba
divina.
En éstos
días, siempre que vemos a Lana del Rey, ya sea en el front row de un desfile, en los programas de
entrevistas más populares de EE.UU o en las páginas de las revistas de
moda, su aparición está teñida de una cierta melancolía. Como si los amores
perdidos de su juventud la siguieran a todas partes, hiciera lo que hiciera. Es
la misma nostalgia que se percibe en el timbre de su voz y en la poesía de sus
canciones, donde habla de amores ardientes que casi te consumen.
Precisamente
esa nostalgia es la que nos hace quererla tanto. Sin embargo, por mucho que
cambie su look o el contexto en el que se mueva, es
inevitable reconocer la crudeza e intimidad de unos sentimientos celosamente
guardados. En un mundo sobrecargado de información, Lana del Rey rompe
moldes y emociona por su honestidad. Es la estrella perfecta de la canción e
icono de estilo de los tiempos modernos.